enero 15, 2017

Juan 14.15-31 Commentary

“HE AQUÍ YO HAGO NUEVAS TODAS LAS COSAS”: NUEVO CONOCIMIENTO (Juan 14.15-31)

Ustedes demostrarán que me aman, si cumplen mis mandamientos. Y yo le pediré a Dios el Padre que les envíe al Espíritu Santo, para que siempre los ayude y siempre esté con ustedes. Él les enseñará lo que es la verdad.

Juan 14.15-17, Traducción en Lenguaje Actual

Trasfondo del texto: La Biblia en las iglesias evangélicas de hoy

Si se quisiera definir brevemente cuál ha sido la fuerza motriz de los protestantismos de todas las épocas, habría que remitirse a la Biblia desde cualquier punto de vista, al grado de que, en otras épocas, decir Biblia y protestantismo, era decir lo mismo. Hoy, la fuerza de los hechos ha impuesto también a la música, como el factor de asociación cultural con que se define o redefine la presencia evangélica en la sociedad. Ambos elementos forman parte, efectivamente, de la llamada cultura protestante. Lamentablemente, el bajo nivel artístico de algunos géneros musicales cristianos ha convertido el campo evangélico en un territorio musical adonde la exigencia estética se ha visto reducida al mínimo, y hoy es posible ver, incluso en la televisión comercial, cómo estas formas musicales se han adueñado de la representación visible de las comunidades evangélicas. Se requiere, en efecto, un nuevo conocimiento bíblico que las nuevas generaciones asuman como un aspecto central de la fe. No está de más insistir en este tema como parte de la novedad de vida.

Este impacto se ha presentado simultáneamente a una cierta lejanía de la Biblia, la cual se observa en buena parte de las iglesias latinoamericanas, pues como ha señalado el doctor Pablo Deiros. El centro del culto evangélico no es ya sólo la Biblia sino también los momentos de alabanza, que cuales pueden tener una duración indefinida, no así los dedicados a la reflexión y enseñanza de la Biblia. Desde España, el polémico escritor evangélico César Vidal ha arremetido contra esta situación:

Abandone su iglesia local si no predica en serio la Biblia y búsquese otra: lamento ser tan tajante, pero si no lo alimentan, búsquese otro sitio… a menos que esté dispuesto a ir a comer a un restaurante y a tolerar que le den sólo cacahuetes salados.

Permítaseme ir un poco más lejos en mi maliciosa impertinencia: si va usted a una iglesia porque la música es buena, porque los asistentes son simpáticos, porque hablan de tonterías como el cambio climático o porque no son muy exigentes en cuestiones morales, espiritualmente no se halla usted en sus mejores momentos.

Las iglesias descritas en el Nuevo Testamento estaban centradas en la Palabra y no perdían el tiempo en cosas así. Además, si quiere escuchar buena música cristiana siempre puede escuchar en casa La Pasión según San Mateo de Juan Sebastián Bach (piadosísimo protestante) mientras estudia la Biblia; si lo que busca es simpatía, los clubes sociales sobran; si siente atracción por los cuentos chinos, además de Al Gore puede comprarse libros sobre extraterrestres y para laxitud moral, sobran los programas televisivos de corazón. Desde luego, si permanece en un sitio donde no se predica en serio la Biblia, tarde o temprano acabará enfermo de raquitismo espiritual. No es una situación envidiable, salvo para los que se aprovechan de ella.

El profesor suizo Jean Zumstein describe este perfil menos bíblico del protestantismo como un proceso explicable por la época en que vivimos, pero subraya que, ahora más que nunca, nuestras iglesias necesitan practicar una lectura renovada. En nuestro caso, que vaya más allá de aquellas bonitas tradiciones de la insistencia en los capítulos leídos durante la semana, o la habilidad para encontrar con rapidez las citas bíblicas en concursos memorables. Lo dice con claridad:

¡Que se nos comprenda bien! Partiendo de la connivencia histórica, que liga el protestantismo a la Biblia, no queremos convertirnos en abogados tradicionalistas de una renovación protestante, ni reactivar una polémica dirigida contra el catolicismo romano. Nuestro proyecto es diferente. Nosotros abogamos por la Biblia, por su lectura renovada, porque estamos persuadidos de que es solamente allí donde la Biblia se vuelve Palabra de Dios, que la fe es auténticamente vivida, y la comunidad, fuertemente edificada.

Conocimiento y Espíritu en la obra de Juan

Además de las características que la hicieron tan diferente a otras comunidades cristianas del primer siglo, las iglesias ligadas al apóstol Juan insistieron consistentemente en la necesidad de fortalecer el conocimiento espiritual de sus miembros. Para ello, partían de una base sólida que remitieron hasta la persona misma de Jesús, pues una de las promesas que ellos recordaban diáfanamente fue el anuncio de que el Espíritu Santo vendría, primero, a acompañar a los seguidores de Jesús (Jn 14.16). Pero también vendría “a fundar la teología” o la doctrina, claro, no con estas palabras, sino que estaría presente en medio de su pueblo para “enseñar todas las cosas” [¡el surgimiento de la teología!] y recordar lo que él había dicho” (v. 26). Y es que, por supuesto, se trata del Espíritu de Verdad, tal como lo dijo el Señor Jesucristo: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn 8. 32).

De modo que una labor fundamental del Espíritu Santo consiste en promover el mayor y nuevo conocimiento de los creyentes en Jesucristo para cimentar, consolidar y proyectar su fe hacia nuevos horizontes. La madurez cristiana, meta sublime hacia la cual se encamina este trabajo espiritual, pasa necesariamente por el conocimiento de la revelación escrita de Dios.

Las preguntas de Vidal, en ese sentido, son contundentes:

  • ¿Cuántas veces al día lee y medita las Escrituras?
  • ¿Cuántas veces al día hace extensible esas acciones a sus hijos?
  • ¿Cuántas veces al año lee la Biblia completa?
  • ¿Cuántas doctrinas fundamentales —Trinidad, justificación por la fe, segunda venida de Cristo…— podría apoyar con algún texto bíblico si fuera necesario?
  • ¿De cuántos libros de la Biblia podría realizar un resumen siquiera aproximado aquí y ahora? y
  • ¿Cuántos pasajes de la Biblia podría citar para dar consuelo, ofrecimiento de perdón o perspectivas de esperanzas a una persona que lo necesitara?

Biblia, fe y doctrina en la Educación Cristiana de hoy

Po todo lo anterior, la labor educativa de la Iglesia está íntimamente ligada a la promoción y práctica efectiva del estudio de la Biblia. Hay un camino que la inmensa mayoría de los creyentes no recorre completo y que está claramente delineado en la Biblia como labor permanente del Espíritu Santo y al cual el apóstol Pablo también le tuvo el mayor respeto: la fe de la Iglesia no puede sustentarse más que en una Palabra de Dios bien leída e interpretada, sólidamente vivida e intensamente promovida entre aquellos que no la conocen. Parecería que hoy, a casi 500 años del inicio de la Reforma Protestante, es necesario un avivamiento bíblico y teológico que permita responder a los enormes desafíos espirituales y culturales de nuestra época. La Iglesia de hoy debe responder, sí, con la Biblia en la mano, pero sobre todo, con la formación bíblica de sus miembros, antiguos y nuevos, para que éstos sigan siendo lo que son llamados a ser: ciudadanos responsables del mantenimiento de la vida humana en todas sus formas. Y además, luchadores/as por la renovación de aquellas cosas que siguen vigentes pero que no responden a la esperanza del Reino de Dios anunciado y vivido por Jesucristo.

En esta tarea, la Educación Cristiana tiene un papel insustituible en la conformación de planes de estudio, cursos y propuestas alternativas. Todo ello debe conducir a una sana y completa comprensión de las verdades bíblicas, doctrinales y teológicas necesarias para articular un amplio panorama de fe que nos permita ser Iglesia de la mejor manera. Cada clase bíblica debe constituirse en un espacio de diálogo crítico dirigido siempre por el Espíritu para alcanzar el nuevo conocimiento que Él nos tiene preparado. Y no se trata de verdades espirituales sobrenaturales sino de planteamientos realistas, de cara a la situación presente, porque los desafíos espirituales, éticos, sociales y políticos demandan una respuesta que no debe posponerse.

Conclusión

La familiaridad con la Biblia no es solamente una bonita tradición evangélica. Es una de las prácticas más importantes de la vida de fe, individual y colectivamente. Por lo que debe ser promovida siempre y en todos los niveles. Desde las personas mayores hasta los niños, desde los nuevos convertidos hasta creyentes antiguos. Todos necesitamos apegarnos a la Palabra divina para enfrentar la vida con esperanza, seguridad y confianza en el Señor. Conocer la voluntad de Dios es el camino trazado por Jesucristo para ser salvos y experimentar la vida nueva.

Lecturas sugeridas

  • Pablo Alberto Deiros, Protestantismo latinoamericano. Miami, Editorial Caribe, 1990.
  • Víctor Hernández, “¿Autoridad de la Biblia o el poder transformador de la Palabra?”, en Lupa Protestante, 9 de junio de 2015, lupaprotestante.com/blog/autoridad-de-la-biblia-o-el-poder-transformador-de-la-palabra.
  • César Vidal, “Leer y estudiar la Biblia”, en Protestante Digital, 7 de diciembre de 2007, http://protestantedigital.com/blogs/1643/Leer_y_estudiar_la_Biblia.
  • César Vidal, “El ABC de la lectura de la Biblia”, en Protestante Digital.com, 14 de diciembre de 2007, http://protestantedigital.com/blogs/1644/El_abc_de_la_lectura_de_la_Biblia
  • Jean Zumstein, Escritura y Palabra. Por una lectura renovada de la Biblia./ El Padrenuestro. La oración de Jesús en el corazón de nuestras vidas. de Luis Vázquez Buenfil. México, Comunidad Teológica de México, 2008.

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